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CAPÍTULO 2 |
El joven Daniel, que tenía en su mente entablado semejante
monólogo, seguía caminando por las concurridas calles de la
ciudad. Al pronto dejó de pensar, enmudeció su pensamiento.
¿Puede dejar de funcionar el pensamiento? Más bien digamos que
se distrajo el pensamiento de Daniel, cuando vio como se alzaba
una bandada de pájaros de las copas de los árboles, con ese su
peculiar ruido de revoloteo. El pensamiento pasó a ser como
inconsciente. Miraba la belleza de las jóvenes mujeres que pasaban
por su lado, y parecía que ahora no pensaba en nada, pero esto fue
un momento fugaz, enseguida pensó o se le ocurrió preguntarse:
¿Se está seguro de que no piensa el árbol? Son seres vivos, ¿por
qué no pueden tener una especie de pensamiento práctico, que les
sirva para sus necesidades biológicas? Probablemente el
pensamiento abstracto sea peculiaridad exclusiva del ser humano.
Abstraído como iba, pensando en todas aquellas cosas que de
siempre le obsesionaban hasta el extremo de aislarse del mundo
exterior, comenzó a cruzar la alameda de vetustos y frondosos
sicomoros. Una motocicleta venía a toda velocidad. Daniel nada
advirtió. Cuando el motorista quiso reaccionar ya era tarde, tenía a
Daniel prácticamente encima de la rueda, y no pudo evitar
atropellarlo. |
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una agenda de bolsillo con la intención de anotar algunas de las
ocurrencias que había tenido paseando, pero su mirada se poso en
las hermosas piernas cruzadas de una mujer sentada enfrente de él.
Era de verdad una mujer guapa, su pelo largo ligeramente rubio, le
daba a su cara un atractivo singular; fumaba un cigarrillo y parecía
conversar plácidamente con su acompañante. Voló de su cabeza
aquello que pensaba anotar, y volvió a guardar la agenda en su
bolsillo. Entraron dos individuos que se sentaron a la mesa libre
que estaba a su lado. Se acercó el camarero, y a su demanda, le
pidió una cerveza. Se fijó en los dos hombres que se habían sentado
a la mesa junto a la suya; mantenían una conversación, y sin saber
bien porqué, puso atención a lo que decían. El que parecía ser más
joven de ellos, tenía un aspecto como enfermizo, enjuto y de rostro
flaco, con profundas ojeras, moreno de ojos castaños; en todo su
semblante se advertía como un halo de tristeza. Oyó que Este decía
en aquel momento: |
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Ese- Me parece que siempre tratas de complicar las cosas. La vida
es como es, y es también cierto que muchos animales hubieran
desaparecidos de la faz de la tierra, de no ser por el esfuerzo del
hombre por recuperarlos. El ser humano no es tan sólo perverso,
existen incluso muchos seres honestos. |
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palabras, ni la clase de metáfora que pudieran usar. De cualquier
manera eran estos unos extraños personajes, a los que, justo es
decirlo, le fascinaba escuchar. Ellos bebían igualmente cerveza. Y
Daniel tomó un largo trago de la suya. Puso atención, pues no
quería perderse detalle de cuanto decían. |
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y uno llega a olvidarse de que existen frutos sabrosos en
la fronda de los árboles. |
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me conoces bien y sabes que lo ignoro todo. Tan sólo puedo
referirme a la morada en que habito y contar los trozos de cristales
rotos, esparcidos en el límite de mi sendero. |
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Este- ¿Qué es realidad? ¿Qué es ilusión o sueño? Ella existe, si así
no fuera, no me fuese posible pensar en ella. ¿Cómo puedo albergar
en mi mente la idea de algo que no existe? La risa burlona en la faz
arrugada de su acompañante me persigue. Y tú me reprochas el que
haya llorado, rogado y golpeado en su puerta. |
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habitaciones, donde le rajan el pecho, le abren el cerebro, le sacan
todas las vísceras (materia corruptible de esta vida, dicen)
dejándolo hueco por dentro; dispuesto ya para formar parte del
coro, que ha de entonar los más innobles cantos de alabanzas. |
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hay que estudiar las sombras del pasado remoto. La noche del
tiempo oculta muchas cosas. Hay que rajar el misterio de los
planetas, pues en ellos se esconde las respuestas a muchas
preguntas. |
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Ese- La madre es también mujer, y la mujer es amante esquiva para
unos, y se entrega apasionada en los brazos de otros. Incluso hay
ocasiones en que devora a sus propios hijos. |
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Este- Es cierto, mas la metamorfosis es la posibilidad del
pensamiento, de la idea, del intento de aquellos que tratan de
ahondarse en el infinito mar del alma. |
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para poder comprender. La mágica visión de lo sobrenatural nos
rodea constantemente, aunque no nos demos cuenta de ello, aunque
no lo advirtamos, ni seamos conscientes de su presencia. |
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Ese- No te debes zambullir en ese engañoso universo celestial
divino. ¡Álzate, enfréntate a la brusca realidad del mundo, a la
realidad de las lágrimas y las risas! Lucha contra los ángeles
negros, lucha contra ellos a la luz del día, a la luz del sol. ¡Nunca le
presentes batalla en la oscura noche! ¡No te introduzcas en su
campo, ni penetres en el interior del recinto de su tenebroso
castillo! Serán los dueños de tu mente y te inyectarán la obsesión
de una vida fantástica, donde la angustia y el temor al pecado
regirán tu conducta. Pelearás contra ellos y sucumbirás, porque eres
humano y te creerás o sentirás débil e indigno del Creador. Él te
formó y tú te sientes culpable de tu caída, de haber bebido el cáliz
amargo del placer terrestre. Y la noche vengativa torturará tu
cerebro y serás desdichado. ¡Revélate! Vuelve la punta de la lanza
de tu culpabilidad con la palabra hiriente de la duda, y la pregunta
que interroga y exige respuesta. Llama al juez de tu conciencia y
demanda si hubo ignominia en tu acción, si tu acto fue execrable.
Di, que tú eres la víctima, no el agresor. Reclama saber, expón tu
derecho a comer del fruto del árbol de la "Ciencia del Bien y del
Mal". |
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la felicidad, al convencimiento de haber vencido y poder descansar
tras la muerte, y hallar la paz. Pero seamos sinceros con nosotros
mismos, ¿es esto así? ¿No nos estaremos engañando? ¿No será el
Bien y el Mal tan sólo una cuestión relativa de apreciación? ¿Un
querer encontrar en ello, el lugar donde descanse y se conforme
nuestra duda? Creo que la duda trasciende a la muerte, y va con el
espíritu a la otra vida. |
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corroe mi cerebro, y no encuentro calma. Mi busca es, y será
errante hasta el último aliento de mi vida. El hombre fue creado
para preguntar; y yo no puedo, o no sé evadirme. |
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que saber pueda. En cuanto más avanzo hacia ella, más se aleja de
mí. |
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en el fondo de los mil pensamientos negativos, y
de las más viles acciones. |
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