Portada
© Rodrigo G. Racero




LA ANTESALA DE LOS MUERTOS


CAPÍTULO 14


Daniel cerró de inmediato los ojos, después de haberlos abiertos.
Se dio cuenta de que se hallaba acostado en una cama de blancas sábanas; en una habitación de paredes igualmente blancas, y extraños aparatos.
Allí presente había personas desconocidas para él.
¿Qué habría ocurrido? ¿Por qué se encontraba allí? Se armó de valor, volvió a abrir los ojos y preguntó:
-¿Qué ha pasado conmigo?
Una joven con aspecto de enfermera por su vestimenta, dio un grito de asombro, a la vez que le miraba con gesto de incredulidad. Los demás se acercaron prontamente a él. Uno exclamó:
-¡Al fin ha vuelto Vd. en sí!
-Tranquilo -dijo otro que parecía un médico, pues llevaba colgado del cuello un estetoscopio-, no se preocupe. Tuvo un accidente. Llevaba un par de semanas en coma profundo. Ahora debe de recuperarse. Seguramente no recuerda nada, mas eso entra dentro de lo normal. Poco a poco irá recobrando la memoria. Iré a avisar a sus familiares que están esperando fuera. Se pondrán contentos.
Instantes después entraron en la habitación sus padres. Fue una emotiva escena: Su madre lloraba de alegría exclamando "¡hijo mío!". Al tiempo que se arrojaba sobre él y le abrazaba. Su padre tenía una leve sonrisa de contento, y en los ojos le brillaban las lágrimas.
Tras pasado que fueron aquellos breves momentos de emoción, les rogaron con una exquisita amabilidad, le dejaran descansar, pues acababa de despertar, y no era conveniente agobiarle demasiado.
Pasaron todavía un par de semanas antes de que le dieran el alta. Su estado, aunque había avanzado en la mejoría, había sido grave. Ahora recordaba todo lo sucedido. Sabía que una moto le había atropellado; que la culpa en parte era suya, pues había cruzado sin mirar, y el motorista no tuvo tiempo de frenar porque iba a una __________

Página 292



muy alta velocidad para el lugar por el que transitaba, y rebasaba con mucho la que allí era permitida. Además circulaba sin carné ni seguro.
Al fin llegó el día en que salió del hospital.
Hubo un juicio el cual ganó y tuvieron que indemnizarle. Por lo menos eso. Parece que la familia del chico que le atropelló era gente de bien, quería decir de dinero.
Su situación seguía siendo precaria. No encontraba un trabajo estable. Su padre estaba jubilado y vivía con su madre en el pueblo con la poca renta que recibía.
Él no quería ser ninguna carga, y se vino a la ciudad, pero lo cierto era que no lograba levantar cabeza. Tuvo que abandonar los estudios, porque la situación económica de la familia no permitía que él siguiera estudiando. La verdad era que él tampoco era lo que se dice un buen estudiante; era cierto que lograba aprobar los exámenes, pero siempre muy ajustado, con la nota mínima necesaria, y esto no le daba buenas opciones.
Todo se conjuró para que abandonara, e intentara algo en el mundo laboral, donde la suerte tampoco se le ponía de cara. Iba tirando, haciendo pequeños trabajos en los más variados oficios, que duraban tan sólo el tiempo del contrato, para luego volver a empezar en otro sitio, con otro contrato de un par de meses de duración.
Estaba madurando la idea de emigrar a Alemania. Se iban mucha gente y todos lograban colocarse; por lo visto la demanda de mano de obra era grande. Aquí sus oportunidades eran pocas, por no decir nulas. Tan en serio se estaba tomando lo de Alemania, que se compró una gramática de aquel idioma, y empezó a estudiar algo por sí sólo.
Escribía versos, esa era su afición, pero componiendo versos nadie puede ganarse la vida. Pensó en escribir una novela, quizá tuviera éxito. ¿Quién le iba a publicar una obra a un desconocido? Aparte de que tendría que ser muy buena, tendría que estar dentro de ese __________

Página 293



mundillo, conocer a gente, tener amigos o conocidos que le echaran una mano. Sobre todo tendría que tener suerte, mucha suerte.
Un día, de esos en los que se hallaba sin ningún trabajo, que desgraciadamente eran la mayoría, paseaba por una parte de la ciudad por la que hacía tiempo que no pasaba.
Tenía la extraña sensación de que iba involuntariamente hacia algún lugar que desconocía. No sabía bien explicarse lo que le pasaba; pero era lo cierto que una fuerza irracional lo empujaba hacia un determinado sitio o lugar.
Continuó su caminata, y al pronto, al volver una esquina y entrar en una calle estrecha, tenía ante sí la figura de una mujer joven. No dudó en pensar que era joven, aunque no le veía la cara, pero quizá por su modo de andar y el movimiento de sus caderas. De cualquier forma, quedó fascinado. Su vestido era negro, al igual que sus zapatos de tacón alto, que hacía más armonioso el balanceo de su cuerpo. El sonido de sus pasos en el asfalto sonaba como pura música en sus oídos.
Se maravilló de que en toda la calle no hubiera más persona que él, y la misteriosa mujer que caminaba delante.
Volvió la cara tras él, para ver si en efecto la calle estaba desierta, y al tornar la vista adelante, la mujer había desaparecido.
Se quedó sorprendido. Qué raro, pensó, en el tramo de calle en el que se encontraba y por la parte que caminaba, no había casa alguna, ni tampoco tienda o cualquier oficina o taller, tan sólo el muro tras el cual había un antiguo solar.
Era imposible que hubiese tenido tiempo de cruzar la calle, a pesar de que ésta era estrecha, y entrar en una de las casas del otro lado; prácticamente no le habría podido dar tiempo, en el breve instante que él empleó en girar la cabeza.
Siguió, más que mosqueado, paseando sin rumbo fijo. Dobló una esquina y continuó por otra calle más amplia.
__________

Página 294



Tenía sed y entró en un bar a tomar una cerveza. Fue a sentarse a una mesa que halló libre y en ese preciso momento, oyó que alguien tras él decía:
-Perdón, podría sentarme con Vd., no hay otra mesa desocupada.
-Por supuesto, señorita, nada tengo en contra -dijo Daniel con un amable gesto indicando el asiento.
-Quizá le parezca atrevido por mi parte sentarme asolas con un desconocido. Pero no pasa nada. ¿Verdad?
-¡Claro que no! ¿Qué iba a pasar? Yo no tengo novia, ni amiga que pudiera ponerse celosa si me viera con una mujer tan guapa como Vd. lo es -dijo Daniel, y se sorprendió de sí mismo, pues no era dado a hacer cumplidos. Tenía la impresión de haber dicho una cursilería; pero ella le sonrió, con una maravillosa sonrisa dándole las gracias.
Daniel la observó detenidamente: llevaba un vestido negro ajustado al cuerpo, sus senos destacaban ostensiblemente; su pelo castaño era liso y largo hasta los hombros; tenía unos ojos maravillosos, grandes y verdes, y sus rojos labios, más grueso el de abajo, denotaban una loca sensualidad que fascinaba.
Aquella cara; juraría que la había visto con anterioridad, pero no sabría decir dónde.
-He notado que ha hecho un detenido examen de mi persona, ¿puedo saber el resultado? -preguntó, siempre con aquella hermosa sonrisa la desconocida.
-Perdón, es cierto, no he podido por menos que admirarla. Espero no serle por ello antipático.
-Para nada. ¿No será mejor que nos tuteemos?
-Sí, sí. Sería... más normal, pienso yo.
-¿Qué van a tomar? -preguntaba el camarero en ese instante.
-Cerveza, naturalmente -dijo ella.
-Sí, claro, naturalmente cerveza -dijo Daniel.
Hubo un momento de silencio. Ambos se miraban y se sonreían mutuamente.
__________

Página 295



-¿No nos hemos visto ya en cualquier otro lugar? -preguntó ella.
-No lo sé, pero yo también tengo la impresión, de que no es la primera vez que te veo. Mas nada más puedo decir.
-Me llamo Carmen. ¿Y tú?
-Daniel. Te voy a preguntar algo. ¿Eras tú la que venía por delante de mí, en una callejuela de aquí cerca, momento antes de entrar aquí en el bar?
-No sé a qué te refieres. Yo no he pasado por ninguna callejuela.
-Déjalo, no tiene más importancia. Había visto de espaldas a una mujer, con un vestido negro igual al que tú llevas.
-¿A qué te dedicas? -quiso saber la llamada Carmen.
-A beber cerveza por los bares, y ver a chicas guapas como tú -dijo Daniel, con un tono de amarga ironía en el fondo de sus palabras.
-No está mal como distracción; pero habrás de hacer algo para ganarte la vida; ¿o eres el niño rico de papá?
-La verdad es que estoy parado. Sí, no tengo trabajo ni esperanza alguna de encontrarlo -bebió un largo trago de su cerveza-. ¿Debería de avergonzarme? Pues lo estoy; pero somos cientos, qué digo, miles y miles. Pero permíteme pagar tu cerveza.
-Vamos, no tienes por que hacerlo. Tengo mi dinero. Dime, ¿qué sabes hacer? Tal vez pueda ayudarte.
-A mí nadie puede ayudarme. No sé hacer nada. ¿O crees tú que escribir versos es saber hacer algo?
-Yo creo que es algo maravilloso.
-Puede que lo sea, pero te aseguro que no es nada práctico.
-Déjame no obstante tu número de teléfono; te llamaré si tengo algo para ti.
-¿Te dedicas a ayudar a gente desconocida?
-¿Por qué no? Todos deberíamos de ayudarnos. ¿No crees?
Daniel le dio el número de la señora donde él vivía, al tiempo que le decía que no era su número privado, sino de la dueña de la casa.
-Ahora tengo que irme. Te llamo -prometió ella, y se marchó.
__________

Página 296



Daniel se quedó pensativo. Que encuentro tan raro, pensaba. Advirtió que la cerveza de ella había quedado intacta. Terminó con un encogimiento de hombros. Llamó al camarero para pagar, pero éste le contestó que la señorita ya lo había hecho.

Los días pasaron. Nada sustancial había cambiado en la vida de Daniel. Como de costumbre paseaba por la ciudad pensando, manteniendo ese eterno monólogo que lo distraía y aislaba del mundo exterior.
Tenía que tomar una decisión, su porvenir estaba en juego. ¿Emigraba, o se quedaba en esta su tierra, en la que no había encontrado, ni encontraba alguna oportunidad?
Sabía que nadie podía elegir por él. Él era el responsable de su propia vida. El hombre razona y elige libremente, aunque a veces se vea abocado por las circunstancias a tomar contrarias resoluciones.
¿Adónde le conduciría Dios? Pensó, y al instante advirtió que esto era un modo de hablar de la gente, algo que se dice, una frase hecha; en realidad cada uno es el conductor de su propio camino, como él se había dicho a sí mismo con anterioridad.
Dudaba, la vida está llena de infinitas dudas. La duda más trascendental es la que pregunta sobre el más allá. ¿Qué pasa tras la muerte? ¿Hay otra clase de vida, o todo se acaba y hunde en una inmensa oscuridad?
¿Cómo puede uno creer en la promesa religiosa? No hay ninguna evidencia, ni puede haberla. El hombre se encuentra solo ante Dios.
Esto sí, la existencia de Dios parece que sea innegable. ¿Cómo se puede poner en duda su existencia? Si ésta se pone en duda, ¿qué queda, dónde nos apoyamos?
Tal vez se pueda poner en duda su bondad, ¿es Dios bueno? La razón le dicta a uno querer afirmarlo, pero Dios no puede ser exclusivamente bueno, una parte de Él ha de ser maligna. En __________

Página 297



cuanto Él es el todo que impera, tiene que abarcar necesariamente también al Mal.
Era la misma cuestión que tantas veces se había planteado. Pensaba que la duda es el principio del camino que te lleva a algún lugar, si le pones razonamiento y meditación a la duda, ésta te conducirá probablemente al Bien, si la desprecias e ignoras al no preguntarte, te conformas con lo material que la vida te ofrece, y tenderás a caer en el Mal. El que mantiene consigo la duda, puede al fin de todo lo expuesto preguntarse, ¿por qué tiene que ser así? ¿Por qué ha de existir el Mal y en general la vida en todos los universos, y esa eterna lucha entre el Bien y el Mal?, la única respuesta coherente que su razón le daba era que, tan sólo existían dos alternativas:
O Dios se manifiesta creando mundos y seres, y al hacerlo tiene por pura lógica que dejar a sus criaturas al libre albedrío, y de esta manera la posibilidad, el peligro de la tendencia de algunos de sus hijos hacia el Mal, o no se manifiesta, y por lo tanto no crea, lo que implicaría la nada, la no-existencia, lo cual no es posible, porque un Dios que no se manifiesta no existe.
No se puede creer que Dios todo lo tiene controlado, que nada deja al azar; si Dios de su siempre a su siempre, de su eternidad a su eternidad lo tuviera todo predispuesto y predicho, sería verdaderamente algo así como un absurdo el sentido de la existencia toda, pues significaría un engañarse constantemente a sí mismo, y nunca surgiría nada nuevo de su creación.
Todos los seres vivos tienen su autonomía; incluso las plantas al crecer buscan aire, luz y agua con plena decisión según su necesidad, Dios tan sólo le ha dado la capacidad de poder hacerlo; el modo de actuar corresponde al libre albedrío de los seres.
Existe un plan por Dios preconcebido, pero el trayecto a recorrer dentro de ese plan es variable e imprevisible.
No se puede concebir a un Dios que se contradiga, en cuanto ofrece el libre albedrío, si Él sabe de antemano el desenlace de toda la trama por Él mismo urgida.
__________

Página 298




Imaginemos que Dios te da a elegir dos caminos, pero Él sabe ya a priori cual va a ser tu decisión; conoce tu deseo último, tu tendencia, y sabe que elegirás el Mal y te condenarás al final.
En todo juego existe el azar, es intrínseco al mismo; la pregunta de qué sucederá, el deseo de ganar en la lucha que implica participar en el juego. Dios es igual al Todo, y el azar y la imprevisión dentro del juego es también parte de su "Ser-Todo".
Dios no es algo que esté fuera del Todo, observando lo que acontece en ese Todo por Él creado, y al cuál le ha puesto unas reglas que sólo Él conoce, y sabe cómo es de principio a fin, sin variación ni alternativa posible, sería un proceso sin sentido y de cualquier forma perverso en sí mismo. ¿Por qué entretenerse en repartir las cartas, si ya sabe con anterioridad cuál le va a tocar a cada uno?
Pensaba que al ser Dios eterno y ser el Todo, tenía que ser el espacio infinito; tan sólo sería finito el contenido que se mueve dentro del espacio infinito. Toda la materia es finita, pero también infinita en su transformación constante, en su nacer y morir y nacer en una siempre mutación eterna. La materia dentro del espacio infinito se mueve, se desplaza, evoluciona... pues está viva y es Dios mismo.
Mi pensamiento puede ser erróneo, pensó, y por lo tanto mi respuesta equivocada. Era sólo un intento de conformar la incógnita del misterio, a la angustia de mi pregunta, se decía.
La pasión puede ofuscar la razón y nublar el entendimiento, lo cual admite que hay factores que obstruyen el libre y puro razonamiento, que no está éste exento de ser seducido, o afectado por circunstancias ajenas al analice de la cuestión central, de la pregunta sobre Dios, el Bien y el Mal.
Llegaba al resultado último de que Dios no puede existir, sin la existencia del libre decidir de sus seres, que es también su propio y libre albedrío; y que el Mal tiene como consecuencia, que el Bien __________

Página 299



se haga más fuerte y unido para defenderse con la bondad y la justicia.
El Mal es eterno porque está siempre de nuevo alimentado por espíritus malignos que engruesan sus filas, porque fueron engañados y seducidos por el poder negativo. El Bien es eterno porque es la última consecuencia que Dios persigue y consigue, y donde irremisiblemente todos los espíritus de todos los seres tienen que entrar a formar parte de él, a un más corto o largo plazo.
El infierno es la ausencia de la luz reveladora de la parte benigna del Creador. La gloria es la irradiación del amor y la paz en la divina armonía de Dios.
Sus pasos lo llevaron casi sin advertirlo, a la calle en la que vio a aquella mujer que desapareció incomprensiblemente ante él. Siguió por ella, que estaba también esta vez solitaria. Continuó el mismo camino y entró en el bar, donde conoció a aquella chica llamada Carmen, y a la cual no había vuelto a ver. Estuvo un buen rato. Se tomó un par de cervezas. Y aunque no quería confesárselo abiertamente, mantenía en el fondo la esperanza de volver a ver a aquella guapa joven de bellos ojos verdes.
Al fin se tuvo que marchar un tanto desilusionado, pensando que lo más probable es que nunca más volviera a verla, aunque ella había prometido llamarle por teléfono.
Un día estando en su habitación releyendo uno de sus poemas, llamaron suavemente con los nudillos en la puerta. Era la señora Margarita, la dueña de la casa.
-Sí -dijo Daniel-, ¿quién es?
-Soy yo -respondió la señora-. ¿Se puede pasar?
-Por supuesto, pase.
-Sólo quería decirte que te han llamado un par de veces por teléfono; pero no te hallabas en casa. Después se me olvidó de decírtelo, pero ayer por la tarde volvieron a llamar y tampoco te encontrabas aquí. Mas esta vez no lo he olvidado -dijo la mujer con una sonrisa de satisfacción.
__________

Página 300



-¿Y bien? ¿Qué le han dicho? -preguntó Daniel con curiosidad, pues no era frecuente que alguien le llamara, apenas tenía amigos. Pudiera tratarse de algún trabajo, pensó.
-Por la voz parecía una mujer joven, sí, seguro que era una chica. Parecía muy interesada en encontrarse contigo -explicaba la señora Margarita, que continuaba manteniendo aquella sonrisa en su arrugado rostro, sólo que ahora se le apreciaba un gesto como de complicidad-. Dice que es Carmen, y que te espera en el bar que tú ya sabes, hoy mismo, a las siete de la tarde.
-Ah, vaya. Muchas gracias doña Margarita. Sí, ya sé de qué se trata, gracias -repitió Daniel.
-Bueno, me voy -dijo la señora Margarita que no terminaba de irse. Daniel se daba cuenta que ella intentaba saber algo más, que él le dijera, o explicara cualquier cosa sobre la joven que le había llamado, pero él no estaba dispuesto a ello, y no quiso complacerla.
-Me voy a cambiar de ropa -dijo Daniel al tiempo que miraba su reloj de pulsera-. Son la seis pasada y ese bar se encuentra bastante lejos.
-Sí, claro, ya me marcho -dijo, y salió cerrando tras de sí la puerta suavemente.
Daniel estaba a las siete en punto en el bar donde estaba citado.
Esperó aún un buen rato. Ya jugaba con la idea de marcharse cuando apareció ella.
-Hola, perdona, se me ha hecho tarde. ¿Esperas mucho tiempo?
-Estoy aquí desde la siete. Ya sé que es peculiar de las mujeres que os retraséis.
-Oh, para nada, normalmente suelo llegar siempre a tiempo a mis citas, pero hoy ha pasado algo extraordinario.
-Sé qué no me importa, pero, ¿a qué te refiere?
Ella contestó con otra pregunta:
-¿Crees en los espíritus?
-En cierto modo sí. Quizá no como piensa la mayoría de la gente, pero tiendo a creer que una especie de energía debe de quedar tras __________

Página 301



la muerte; que el ser se debe transformar en algo nuevo. Mas dudo que se tenga conciencia en el más allá de que se ha estado, o vivido en este mundo. ¿Por qué me lo preguntas?
-Una amiga mía, que ha muerto hace algún tiempo de una forma trágica, se me ha presentado de un modo repentino en mi habitación, y me ha dicho a donde debo de acudir, para encontrar un trabajo para ti.
-¿Cómo? Eso es de seguro una broma.
-Sé que suena fantástico, pero es así, es la verdad.
-Apenas nos conocemos, pero tu amiga se te presenta para que ayudes a un desconocido a encontrar trabajo. Francamente no lo puedo entender. Habrás tenido una alucinación, y lo has tomado como real, no puede haber otra explicación.
-Ha sido tan real, como que estamos aquí los dos hablando.
Daniel no sabía qué pensar de lo que oía. Aquella chica que acababa de conocer, le hacía venir extra para decirle semejante, no sabía cómo calificarlo, idiotez quizá, o burla de mal gusto para él, porque el estar desempleado no era motivo para que le hicieran bromas, y menos de una prácticamente desconocida. Por muy atractiva que fuera la niña, se pasaba de rosca. No obstante, no quiso demostrar enfado alguno, y optó por razonar el supuesto.
-Convendrás conmigo en que lo que me cuentas, no es solamente en modo alguno creíble, sino que es lo más absurdo que uno se pueda imaginar. Pero partiendo de la posibilidad de que los espíritus se puedan aparecer a las personas, ¿qué interés puede tener tu amiga, a la que no he conocido, como para venir del otro mundo a comunicarte la posibilidad de encontrarme un trabajo?
-No lo sé. La única explicación sea tal vez... -dejó de hablar y se quedó pensativa.
-¿Has encontrado una salida al dilema? -preguntó Daniel en tono de chanza.
__________

Página 302



-Comprendo perfectamente tu incredulidad. Pero es posible que Tania quiera hacer buenas acciones, para ganar el cielo, quiero decir el favor de Dios en el más allá.
-Tania era tu amiga, la que se te ha aparecido, ¿no?
-Sí, era en realidad buena chica, pero mató a su padre en un momento de locura.
-Menos mal, porque si hubiera sido mala chica, no sé qué habría hecho.
-No te lo tomas en serio, y te entiendo, pero tampoco debes de reírte. Fue una tragedia.
-Perdón, no quería herir tus sentimientos. ¿Qué fue lo que pasó?
-Su novio era un drogadicto; pero ella estaba muy enamorada. El padre de Tania le proporcionó una sobre dosis, de la que murió. No lo quería para su hija, y ella se vengó matando al padre en una terrible y violenta discusión. Después, viendo lo que había hecho, se arrojó por el balcón desde el piso noveno. Los enterraron juntos.
-Sí, tienes razón, es algo verdaderamente dramático.
Daniel sintió curiosidad por saber lo concerniente al empleo y preguntó:
-¿Te ha dicho qué clase de trabajo me ha buscado?
-Sólo me ha dicho donde tengo que presentarme; pero podemos ir los dos, después de todo se trata de ti.
-¿Cuándo? -quiso saber Daniel.
-No sé... Quizá mañana. ¿Tienes tiempo?
-Todo el tiempo del mundo; ya sabes que estoy desocupado.
Se citaron para el día siguiente, en una cafetería del centro de la ciudad, muy conocida y concurrida, por la mañana temprano, a las nueve.
-Espero que esta vez seas más puntual -dijo Daniel.
-Tenlo por seguro -contestó ella al tiempo de marcharse.

Daniel pasó el resto del día en su habitación. Intentaba leer, pero su pensamiento no era capaz de concentrarse en la lectura; y una y __________

Página 303



otra vez tenía que volver atrás en aquello que leía. Terminó dejándolo.
No podía apartar de su mente a Carmen, y lo inverosímil de su historia. En tanto más ahondaba en lo que le había contado, la aparición del espíritu de su amiga, más irracional le parecía. ¿Debía seguir aquel juego, o sería mejor olvidarse de aquello, y no volver a ver más a la chica? Tenía que confesarse que la imagen de ella le perseguía desde que la conoció; era verdaderamente bella, y tenía miedo de terminar locamente enamorado; semejante cosa no le había pasado nunca. ¿Qué hacer?
La verdad era que él mismo había tenido en su pensamiento aquella posibilidad, de que los espíritus en el más allá mantuvieran una lucha entre el Bien y el Mal, pero había sido un pensamiento especulativo, jamás lo había tomado como que tal cosa pudiera ser una realidad, y menos aún que a él le pudiera pasar, no le había pasado directamente a él, es verdad, pero de cualquier manera estaba metido en aquello, tenía miedo y también una enorme curiosidad.
Hizo una cena frugal con restos que tenía en casa, y se fue a la cama pensando en todo aquello. Tuvo primero pesadillas con espíritus malignos, y estuvo después desinquieto, y con un sueño ligero toda la noche.
Se levantó por la mañana temprano con la sensación de no haber descansado suficientemente. Se lavó y vistió con mucha parsimonia, tenía tiempo de sobra para acudir a la cita. Veremos qué resulta de todo esto, se dijo, y terminándose de ajustar el nudo de la corbata, salió despacio de la casa. No quería que la señora Margarita le viera.
Faltaban aún cinco minutos para las nueve cuando Daniel llegó a la cafetería. Estaba bastante concurrida. Recorrió con la mirada el amplio salón, buscando una mesa libre donde sentarse a esperar a Carmen; pero fue ésta la que le hizo seña con la mano, se hallaba __________

Página 304



allí sentada a una mesa, junto a la ventana, con una buena vista al exterior.
-¡Vaya, has madrugado! Has elegido un buen sitio.
-Sí, acababa de levantarse alguien cuando llegué. ¿Desayunamos?
-Naturalmente, estoy hambriento.
Mientras desayunaban, la conversación recayó inevitablemente sobre el tema de los espíritus.
-Sigues sin creer que el espíritu de Tania se me ha presentado.
-Tendría que estar loco para creer tal cosa.
-No crees en Dios.
-Sí, claro que creo, pero de un modo particular.
-¿Cuál es tu religión?
-Ninguna determinada. Digamos que yo me he creado mi propia religión.
-¿Y cómo es tu religión?
-Tengo mis propias teorías; sería largo de exponer ahora aquí.
-¿No crees que el poder de Dios hiciera posible, que el espíritu de mi amiga se me pudiera presentar?
-Posiblemente sí, pero no se trata de eso. Dios pudiera haber hecho muchas cosas, pero las ha hecho como son, y no de otra manera. Dios mantiene separado ambos mundos, pues estamos en diferentes dimensiones -razonó Daniel.
-Sí, sé que eso es lo normal, y sé que ni la capacidad de la razón, ni el entendimiento y la comprensión, ni tan siquiera el intelecto o la conciencia pueden percibir la existencia paranormal de la dimensión espiritual, pero sí creo que el subconsciente de la psique puede en determinados momentos contactar con ese mundo, pues llevamos en nosotros un componente  de  él,  y  de  él  formaremos parte  un  día -insistió ella.
-Quizá determinadas personas tengan cierta peculiaridad que le hagan ver, o creer que ven algo paranormal, no lo quiero ahora discutir, pero sí es verdad que hay mucho engaño en eso, y en __________

Página 305



muchas otras cosas; el ser humano está dispuesto a hacer toda clase de fechorías -argumentó Daniel.
-Lo sé, el hombre comete muchos pecados y por ello se condena. Es la falta de un honesto examen de conciencia lo que lo lleva a no afrontar con sinceridad y valentía el mal causado. La pretensión instintiva que quiere acallar el reproche de la voz íntima del yo, que le revela la verdad del pecado cometido, lo que le hace permanecer en la oscuridad, cerrarse para no ver, para ignorar la luz que irradia del Bien, y que fluye del amor y el perdón, para buscar la paz interior, pues sin ella no podrá vivir en concordancia con sus hermanos -parecía aleccionarle Carmen.
-Lo que dices es innegable. Pero el Mal existe para que se pueda manifestar el Bien -argumentó Daniel.
-Hay que estar muy alerta, que el Mal es astuto y siempre emplea nuevas tácticas. No se impone como un tirano el que quiere subyugar al pueblo, esto puede provocar su rebeldía. Hay que tratar de seducirlo, hacerlo cómplice del proyecto común, de unirlo en una fascinante aventura de dominio total sobre los demás pueblos, ya que están llamados a imponer su doctrina, su Dios verdadero contra la falsedad e impureza de los que viven en la abundancia y el pecado. Hay que avanzar con fuerza para doblegarlos, y eliminar sus débiles espíritus, porque no tienen la pureza, ni la valentía, ni el orgullo de pertenecer a la raza que conforma la idea, y el pensamiento que emana de la verdad del Dios infalible, dicen, y creen -certificó ella.
-Esas cosas ya han pasado en el mundo -respondió él.
-Sí, pero continúan pasando, y serán aún peor. El día de Satán está por llegar. Lo que ahora acontece es sólo el preludio -machacó Carmen.
-Veo que no sólo eres vidente, sino también profeta -dijo Daniel con un deje burlón en sus palabras.
-Sigues siendo incrédulo.
__________

Página 306



-Una cosa es hablar, especular, suponer que quizá..., y otra muy diferente creer que es así -aclaró Daniel.
-Lo irracional es aquello que no está acorde con la razón, es decir, todo lo que se aleja de la capacidad del entendimiento. La lógica y el empirismo no alcanzan a dilucidar ciertos fenómenos, que no obstante, a pesar de todo, sí se pueden percibir y se tiene la sensación de su existencia. ¿Dónde está el límite de la mente? Piensa en ello. ¿No crees que ésta sea capaz de abarcar la realidad de todo lo que se mueve en ese mundo paranormal? Admite la posibilidad de que haya una ventana abierta para penetrar en la verdad del más allá, y comprender, y tener la certeza de la creencia en la existencia de Dios y el demonio, el Bien y el Mal -dijo ella, y parecía muy convencida de lo que expresaba.
-Ya te he dicho que creo en la existencia de Dios; pero también creo que es el libre albedrío del hombre, la propia voluntad del Hacedor. Él crea al ser humano para que éste también cree, evolucione y avance en el conocimiento de Él mismo, es decir, de Dios y su naturaleza, y todo lo que es, que es Uno con Dios. Él es el Todo que se está creando,  procreando  y  recreando  eternamente  a   mismo -expuso Daniel.
-¿Es eso parte de tu íntima religión? -quiso saber Carmen.
-Sí, y muchas más cosas.
-Entonces "¿por qué no se puede indagar también en el campo de lo puramente espiritual?"
-Yo no niego en absoluto, el que se intente introducirse por ese camino; tan sólo digo que es una senda muy oscura, en donde te acecha la trampa y el engaño -quiso aclarar Daniel.
-Toda religión tiene un componente de fe. Es imposible querer tener una certeza plena de todo lo concerniente a Dios. Los verdaderos cristianos también creen que están en el conocimiento de la verdad de Dios -dijo convencida Carmen.
-¿Quiénes son los verdaderos cristianos? -preguntó él.
-Todos los que creen en Cristo -contestó ella.
__________

Página 307



-Todas las grandes religiones han terminado partiéndose en sectas, por diferencias de criterios en el entendimiento dogmático de la misma. El hombre raramente es capaz de ponerse de acuerdo. Filosofía y teología están en un eterno enfrentamiento.
-¿Podrías tú por fe, creer en el misterio de la trinidad? -vino a preguntarle ella.
-Lo siento, pero no soy hombre de fe. Intento comprenderlo todo a través del razonamiento; si quieres a través de mi razonamiento, que puede diferir del de los demás. A ese misterio del que hablas sí le encuentro una explicación para mí plausible.
-¿Y cuál es ella? -deseó saber Carmen.
-Empecemos diciendo que Dios es el Todo lo que existe; una parte de ese Todo que es Dios, se hace hombre por propia voluntad, es el hijo de Dios, pues ha nacido de Él y es parte suya. El padre es el Todo, que es Dios, que engendra y crea. El espíritu es la parte de Dios que anima la materia creada y forma parte del Todo, que es Dios. Dios padre, espíritu y hombre hijo es Uno y Todo, pues la materia vive en el hombre junto al espíritu de Dios padre. Dios se sacrifica a sí mismo sacrificando al hijo en Cristo, para purificar el espíritu y dar ejemplo, de cómo tornar al Bien venciendo al Mal.
-Francamente has hecho una muy buena exposición del tema. Te felicito. También yo lo veo así.
-Bueno, ¿qué pasa, nos hemos visto para filosofear sobre Dios, el Bien y el Mal, o acaso teníamos otra cosa que hacer?
-Es cierto. Perdona. Hablando de estas cosas se me va el santo al cielo -dijo, y miró su reloj-. Sí, es hora de que nos marchemos.
Salieron a la calle y comenzaron a caminar en silencio.
-¿Hacia dónde vamos? -preguntó Daniel.
-A un sitio no lejos de aquí. A ver a un señor llamado Andrés. El quizá te pueda proporcionar un trabajo.
-¿Es eso lo que te dijo tu amiga Tania en su aparición? -quiso saber Daniel.
__________

Página 308



-Pues la verdad es que sí. Me dijo que fuera a verle; él tiene mucha influencia, conoce a mucha gente y de seguro que te podrá ayudar.
-Todo esto que me está pasando es inverosímil. Voy a ver a un señor que no conozco, y me va a presentar una chica que en realidad tampoco conozco, mandado por una joven que está muerta, para que me proporcionen un trabajo. De verdad increíble -comentaba Daniel.
-Sí -dijo Carmen-, la vida está llena de sorpresas y cosas extrañas.
Desembocaron en una amplia alameda de grandes y centenarios sicomoros.
A la mente de Daniel acudieron las imágenes, en el recuerdo, del accidente sufrido, porque fue allí, precisamente en aquel mismo lugar, donde lo atropelló aquel motorista. Se quedó parado un momento, como recordando la escena vivida. Él lo advirtió en el último instante, cuando ya no había remedio para ninguno de los dos. Pareció inevitable, y predestinado.
Ella observó la indecisión de él y preguntó:
-¿Pasa algo?
-Ah, no, nada. Recordaba solamente. Tuve aquí un accidente hace unos meses. Estuve en el hospital muchos días en coma profundo.
-Vaya, lo siento; pero ya estás plenamente recuperado ¿no?
-Sí, ya me encuentro bien.
Pocos minutos después Carmen se paró ante el amplio portal de una casa antigua diciendo:
-Hemos llegado, aquí es.
Una extraña sensación recorrió el cuerpo de Daniel al ver la entrada de aquella casa. No sabía bien porqué, pero le resultaba familiar, como si ya con anterioridad hubiera estado allí. A todo el mundo le pasa, pensó, pasamos por algún sitio o vemos algo, y creemos que ya lo conocíamos, aunque la verdad es que estamos seguros de que nunca fue así.
Pasaron al interior. Recorrieron un corto pasillo junto a unas escaleras, y fueron a pararse ante una puerta. Carmen pulsó __________

Página 309



brevemente el timbre. Esperaron, y unos segundos después se abrió la puerta. Un hombre alto y enjuto apareció, y les preguntó qué deseaban.
-Tenemos una cita con el señor Andrés -dijo Carmen.
El hombre pareció mirar inquisitoriamente a una y a otro durante un breve instante.
-Está bien, pasen -dijo, a la vez que mantenía la puerta abierta-. Iré a anunciarles ahora -informó al tiempo de cerrar la puerta-. Siéntense un momento por favor -dijo señalando unas sillas en aquel amplísimo salón.
Qué lugar más extraño, pensó Daniel, un destartalado enorme salón, sin apenas mobiliario, si exceptuamos la gran cantidad de sillas de todos los tamaños y colores que había allí, esparcidas y en desorden ¿Para qué harían falta tantas?
-Podéis pasar, el señor Andrés os espera -dijo, esta vez sonriente el flaco sirviente.
Fueron por otro pasillo al fondo del salón, y llegaron ante una puerta que estaba entornada.
-Pasen, pasen -se oyó decir a una voz ronca, profunda y fuerte que correspondía a un señor alto, más bien grueso, de pobladas cejas negras, como el pelo, en el cual se advertía ya unas amplias entradas.
-Buenos días -saludó Carmen, y Daniel repitió el saludo.
-Buenos días -contestó el tal señor Andrés.
-Como le comuniqué ayer por teléfono,  venimos  de parte  de Tania -dijo Carmen-, por el asunto que Vd. ya conoce.
¿Cómo podía decir que venía de parte de su amiga, si ésta ya estaba muerta? Pensó Daniel. ¿Le habría contado también lo de que se le había presentado su espíritu? Pues lo más lógico es que el señor este supiera que la tal Tania estaba muerta; ya que debía tener una estrecha relación con él, como para poder recomendar a alguien en su nombre.
__________

Página 310



-Sí, claro, ya está todo preparado. Tengo todos sus datos -dijo dirigiéndose a Daniel. Abrió un cajón de su mesa de escritorio y sacó una tarjeta que entregó a Daniel-. Vaya mañana mismo a esta dirección. Ese señor le proporcionará un trabajo; espero que sea de su agrado -se alzó de su asiento y alargando la mano que Daniel estrechó, se despidió con un-: Le deseo mucha suerte.
Daniel salió de allí con la extraña sensación de haber vivido ya aquella escena. Estaba en la misma situación de otras veces, de un trabajo prometido, que al final no era nada en lo que poder apoyar un futuro estable; pero esta vez había algo más, algo que no llegaba a poder explicarse, que no terminaba de comprender, que no lograba dilucidar por más que se esforzaba; era un íntimo sentimiento que le procuraba recelo, un temor inconcreto, de que algo anormal iba a sucederle.
-¿Qué te ha parecido? ¿Estás contento? -le preguntó Carmen cuando iban ya andando por la calle.
-No sé, no sé. Tengo la impresión de que no saldrá bien.
Venga, claro que saldrá bien, te acostumbrarás.
-Aún no sé de qué clase de trabajo se trata -dijo, y sacando la tarjeta del bolsillo de su chaqueta leyó-: Damián Aramal, detective privado. La verdad es que ignoro, qué puedo yo hacer para un detective privado.
-Trabajarás en su oficina, llevarás seguro el orden de algunos papeles, documentos... qué sé yo. Lo importante para ti, creo, es tener de momento un trabajo.
-Dijo el señor Andrés que ya tenía todos mis datos. ¿Quién se los ha proporcionados?
-Eso hoy en día no es nada difícil, sabiendo tu nombre y poco más, se pueden informar de todo lo concerniente a tu persona. Ya sabía por mí cómo te llamas, tu número de teléfono, tu afición, en fin...
-Bueno, probaré, de todas formas no me queda más remedio -dijo Daniel, y parecía resignado.
__________

Página 311



-Si quieres te puedo acompañar mañana. Conozco esa dirección, sé por donde cae.
-De acuerdo. Sí que me agradaría.
-Nos vemos en la misma cafetería de hoy. Ahora me tengo que marchar, pues tengo algo que hacer. Hasta mañana -dijo, y se largó un tanto apresuradamente.
Se vio solo Daniel tan de repente, que tuvo una insólita sensación de dolor, no de un dolor físico, sino una especie de melancólica congoja, sintió como un desconsuelo en el mismo instante en que ella se fue. Pensó con un tanto de amargura que algo extraño le pasaba, su intimidad algo presentía que no era capaz de razonar, que no lograba aclarar el porqué de aquel singular sentimiento.
Continuó como era su costumbre, deambulando por la ciudad; pensando, imaginando mil cosas diferentes que pudieran ocurrirle, o que él pudiera hacer; y que quizá alguna vez tuviera suerte en la vida, y pudiera pensar en esto como una cosa superada.
Vino a pararse delante de un salón de billar, e irresistiblemente se vio impulsado a entrar en contra de su costumbre.
Estuvo observando un rato las carambolas de los que allí jugaban, y ya pensaba en irse, cuando un chico joven y moreno, más o menos de su misma edad, le propuso jugar una partida.
-No,  gracias,  no me daría tiempo -dijo mirando su reloj-. Voy tarde -añadió, y salió precipitadamente de allí.
¿Qué le pasaba? ¿Por qué se había ido como si huyera de algo o de alguien, y había mentido? Se confesó que sintió pavor de alguna cosa que no comprendía, ni podía descifrar.
Comenzó a recapacitar, y cayó en la veracidad de que, desde que salió del hospital, tras aquel grave accidente, tenía muy extrañas y peculiares sensaciones, se impresionaba por las cosas más ridículas, y caía con facilidad en un inexplicable miedo, y una honda pesadumbre, sin aparentemente el más mínimo motivo.
Era ya hora de comer. Entró en un bar que ya conocía y pidió el menú del día.
__________

Página 312



No se le apartaba de la cabeza Carmen. Se daba cuenta que ella empezaba a interesarle demasiado. Se asustó al pensar que se podía estar enamorando, y esto no le convenía en absoluto; su situación económica no le permitía tener relaciones, que podían desembocar en algo serio. Ahora advertía que él nada sabía de ella, en tanto ella sí que lo sabía prácticamente todo de él. Era raro, no se le había ocurrido preguntarle lo que hacía, ni dónde vivía, ni qué afición tenía; ella de un modo quizá habilidoso, había llevado la conversación siempre por el tema que le importaba, o que deseaba.
Se encontraba cansado, probablemente porque las últimas noches no conseguía conciliar un sueño reparador, y decidió irse a casa, leería un poco o escribiría.
Cuando subía las escaleras hacia su habitación, la señora Margarita le salió al paso y le preguntó si le iba bien con la chica.
-¿Con la chica? -quiso extrañarse él.
-Vamos, no disimule, a los enamorados se les nota en la cara.
-Si se refiere a la que llamó por teléfono, es sólo por una cuestión de trabajo.
-¿De veras? Bueno, tampoco está mal.
-Si me perdona, estoy cansado y me voy a echar un rato, esta noche pasada no he pegado ojo -dijo Daniel, y desapareció escaleras arriba.
-Vale, vale, está bien, lo siento -dijo la señora margarita con un gesto de condescendencia.
Ya dentro de su habitación Daniel se puso a ojear sus papeles, apuntes de ideas para una novela, que seguramente nunca escribiría. Cogió su cuaderno de poesía y leyó la última que había escrito, hacía ya unos días:
__________

¿QUÉ, SERÉ?

Dios, ¿cuál es mi destino, cuál mi fin?
¿En qué se tornará mi pensamiento?

Página 313



¿Qué formará mi ser, mi humanidad?
¿Qué realidad habrá en el más allá?

¿Adónde voy? ¿Hacia dónde me conduces
por este mar incierto y proceloso?
¿A qué clase de mundo? ¿A qué infinito
arribará mi yo último y recóndito?

¿Cómo poder averiguar la incógnita
del infierno, la gloria y el espíritu?
Esta oculta ignorancia permanente,
esta certeza de saber la suerte.

Aquí me hallo recluido, encasillado,
sujeto a un poder y a una fuerza
Que desconozco e ignoro qué pretende.
¿De qué objeto o energía seré fuente?

¿De dónde surge o emana ese proceso
que hace nacer la vida y hallar la muerte?
Sólo sé que soy parte del misterio
hundido en la duda y el silencio.

Releyó el cuarto verso de la tercera estrofa: "Esta certeza de saber la suerte." Sí, era verdad, la única certeza que tiene el hombre, es que al final espera la muerte, esa es la suerte última para todos.
Golpearon con los nudillos en la puerta. Daniel ya sabía que era la señora Margarita.
Efectivamente, era ella y portaba en la mano una taza humeante.
-Perdona. Te traigo una taza de café y unas galletas. Seguro que no has merendado nada.
-Se lo agradezco mucho, pero no tengo apetito.
__________

Página 314



-Vamos, no seas huraño hombre, te sentará bien. ¿Qué es lo que te preocupa? ¿Por qué estás tan evasivo?
-No es nada determinado. Quizá tenga la moral baja, eso es todo.
-Venga, anímate, ya encontrarás trabajo. Seguro que cualquier día tienes suerte. ¿Has escrito algo nuevo?
-No, no estoy ahora con ánimo de escribir, y menos aún poesía. ¡Maldita sea! ¿Por qué he de escribir poesía?
-Está bien, te dejo tranquilo. Veo que no estás de muy buen humor hoy. Bébete el café, no lo dejes enfriar -dijo la mujer al tiempo de irse y cerrar suavemente la puerta tras de sí.
Intentó leer un rato, pero no era capaz de concentrarse en la lectura. En los últimos días era incapaz de hacer nada de lo que normalmente hacía, escribir, leer, pintar. Era terrible, le parecía que no podía soportar el peso de su vida sobre su alma. Volvió machaconamente a la lectura, hizo un gran esfuerzo por introducirse en el tema de lo que leía, consiguiéndolo en parte.
Se había tomado el café y las galletas. Comenzó a notar el cansancio, los ojos se le cerraban. Se desnudó entre sueño y se metió en la cama, al poco, y a pesar del café, terminó durmiéndose profundamente.
A la mañana siguiente estaba de nuevo en aquella cafetería. Esta vez no estaba Carmen; él había llegado primero, y la casualidad quiso que estuviera libre la misma mesa, en la que estuvieron sentados el día anterior.
Diez minutos después de la hora de la cita apareció Carmen. Se notaba seriedad en su rostro.
-Buenos días -dijo al llegar y sentarse junto a Daniel.
-Buenos días -respondió él-. ¿Qué te ha pasado? Te veo seria.
-Los terroristas han puesto una bomba en un comercio, no muy lejos de aquí, creo que hay algunos muertos.
-No sé por qué se empecinan, nunca conseguirán nada con acciones de esta clase. El Mal está imbuido en la mente de los hombres. __________

Página 315



Todos queremos imponer nuestras ideas y principios a los demás, y para conseguirlo empleamos diferentes tácticas; pero esta que va provocando la muerte, es la peor de todas las posibles, y lo único que logran, es hacer más fuerte la oposición y el rechazo al principio que nos quieren implantar, ya sea político o religioso. Aunque a veces detrás de estas cosas, se suelen ocultar intereses puramente económicos -razonó Daniel.
-Todo forma parte del Mal; el Bien tiene siempre que luchar para contrarrestarlo -dijo Carmen.
-Eso es cierto; por eso el dios de todas las religiones se presenta como el salvador de la humanidad -afirmó Daniel.
-Sí, la salvación por Dios es la esperanza del hombre; por eso hay que buscar cobijo en la religión, todos somos religiosos, incluso aquellos que dicen que no creen y niegan la existencia de Dios -dijo Carmen con convicción.
-Estoy en cierto modo de acuerdo contigo. También los malos creen en su dios -dijo Daniel algo irónico.
-¿Conoces a Visnú? -preguntó Carmen.
-Sé que es un dios indio.
-Él representa el principio que mantiene la unión del mundo. Siempre que la humanidad se encuentra en peligro por la acción del poder del Mal, que pervierte y deteriora las buenas costumbres y buena educación, para caer en la perversión y la destrucción, aparece como un animal: Pez, tortuga, jabalí, o como figura de hombre, para salvarla y volver a restablecer el orden y la justicia en el mundo -explicó ella.
-Pues creo que ya va siendo hora de que aparezca -opinó Daniel con un tanto de chanza-. No, en serio, sé que el hombre siempre espera a un ser superior para que le libre del Mal. Es consciente de que por sí solo es incapaz de lograrlo, por eso deposita su esperanza en algo sobrehumano; pero me temo que esto sea un puro deseo, una ilusión.
-Sigues siendo incrédulo.
__________

Página 316



-La conversación es en verdad muy interesante, pero creo que va siendo hora de acudir a esa cita -dijo Daniel mirando su reloj.
-Tienes razón, casi lo olvido -dijo ella al momento de levantarse.
Daniel pagó los desayunos, y salieron apresuradamente.
-Cerca de aquí hay una parada de autobús, que nos llevará a las inmediaciones de esa calle -aseguró Carmen.
Llegaron justo para coger el que salía en ese momento.
No había ningún sitio libre, y tuvieron que permanecer de pie en el pasillo. A pesar de que iban agarrados, sus cuerpos se unían con el balanceo del autobús, y los dos se miraron profundamente y se sonrieron.
-Aquí nos tenemos que bajar -dijo Carmen a la cuarta parada.
Fueron justo derecho hacia la calle que buscaban, pues que ella la conocía. Vieron la placa que anunciaba al detective, en la puerta de una casa antigua.
-Es en el segundo piso -observó Carmen.
-Subamos -dijo decidido Daniel, pero no se quería confesar que también en ese instante, tenía la extraña sensación de haber estado con anterioridad, alguna vez allí.
La señorita que les recibió, hizo esperar a Carmen en una salita a que Daniel se entrevistara con el señor Aramal.
Daniel tenía ante sí a un señor con bigote, rubio, alto y flaco.
-Vengo de parte de...
-Sé quien le recomienda -le interrumpió éste-. Siéntese. Verá, su trabajo por ahora se limitará a observar a una persona, e informarme de todos sus movimientos. Tiene que tener cuidado de que dicha persona, nada pueda sospechar, de que está siendo vigilada. Se trata de este hombre -dijo al tiempo que le entregaba una fotografía.
-¿Y dónde puedo encontrar a este individuo?
-Vive en Noreal; un pequeño pueblo no muy lejos de aquí. No se preocupe, le será fácil dar con él.
__________

Página 317



Daniel sintió como un electrizante escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, al oír el nombre del pueblo, pero se contuvo, y acertó a decir:
-¿Cuánto tiempo debo emplear en vigilarle?
-Supongo que bastará con una semana.
-Le advierto que yo no tengo ninguna experiencia en esta clase de trabajo. ¿No teme que pueda fracasar?
-Espero que no. Lo hará bien. ¡Ah, se me olvidaba! Necesitará algún dinero. Tome -dijo, y le alargó unos billetes.
Daniel los cogió y salió de allí pensativo. Nunca se hubiera imaginado hacer de detective, ¿Cómo le podían encargar una cosa así? Se preguntaba. Todo aquello le resultaba hartamente inverosímil, diría que surrealista.
Lo comentaba con Carmen andando por la calle. Ella lo animó a que hiciera el trabajo. No era mala cosa, quizá pudiera más adelante, cuando tuviera experiencia, sacar la licencia y hacerse él también detective, no estaría mal.
-Si quieres podemos ir rápido a la estación de autobuses. Creo que a las once y media sale uno para ese pueblo. Si me lo permites te acompaño.
-¡Vaya! Tengo la impresión de que tú lo sabes todo.
-No es nada de extraño, tengo un familiar en ese pueblo, y voy algunas veces a visitarle.
A Daniel le agradó la idea de que ella le acompañara, y aceptó marchar de inmediato.
Llegaron a la estación con tiempo sobrado. Carmen sacó los billetes; y diez minutos más tarde estaban de viaje, dirección a Noreal.
Daniel echó una ojeada a los otros pasajeros. El autobús iba lleno. Todos tenían un peculiar aspecto que los caracterizaba. No sabía bien porqué, pero les parecía como seres anormales; estaban rígidos en sus asientos y permanecían en silencio, nadie hablaba, ni tan siquiera en voz baja. Parecían todos extraños entre sí. Pensó que __________

Página 318



eran como muñecos puestos allí por la mano de un artista para la decoración de un teatro.
-Creo que me he precipitado en la marcha -dijo Daniel que se daba cuenta en ese instante que no había recogido ropa para cambiarse, ni le había dicho nada a la señora Margarita, de que se ausentaba por una semana-. No entiendo lo que me ha pasado, no es normal en mí semejante despiste. ¡Me voy con lo puesto! Me tendré que volver mañana mismo.
-Bueno, hombre, tampoco es tan grave. Un par de días puedes estar con la misma ropa.
-Por lo menos llevo un pequeño cuaderno de notas, y un bolígrafo en el bolsillo -dijo Daniel-. Tendré que anotar todo aquello que observe sobre este señor, y sacó la foto para mostrársela a Carmen.
-¿Le conoces?
-¡Dios, es el padre de Tania! -gritó Carmen asombrada-. Pero no puede ser.
Daniel empezó a sentir en su interior una rara inquietud; un repentino desasosiego se apoderó de él cuando oyó las palabras de asombro que pronunció Carmen. No sabía qué pensar. Miró por la ventanilla, el paisaje estaba desprovisto de vegetación, tierras secas y desnudos montes se ofrecía a su vista. La carretera era estrecha y el autobús iba a una velocidad desmesurada, demasiado rápido, pensó Daniel preocupado, casi se volcaba al coger las curvas. Un modo muy peligroso de conducir, máxime cuando el asfalto de la carretera dejaba mucho que desear, lleno de profundos baches.
-¿Qué quieres decir? -preguntó Daniel.
Carmen parecía estar perpleja mirando la foto que Daniel le había dado.
-¿No lo entiendes? ¡Es el padre de mi amiga Tania! Ella lo mató, está muerto. Te lo conté.
-¿Cómo voy a espiar a un hombre muerto? -dijo Daniel en voz baja-. Quizá a ti te lo parece, pero se trate de otra persona.
__________

Página 319



-No puede ser; nadie se parece a él -dijo Carmen como hablando para sí misma.
Justo en ese momento, y como temía Daniel, el autobús derrapó al coger una curva cerrada, y saliéndose de la calzada se precipitó al vacío monte abajo. El asombro y el pánico les hizo a Carmen y Daniel que se abrazaran. Pero los otros pasajeros permanecieron inmutables en sus asientos, rígidos como muñecos. Sin ningún gesto de miedo en sus acartonados rostros.
Pocos instantes después de haber llegado al fondo del barranco, el autobús explotó, y una enorme llamarada se alzó. El fuego lo consumió con prontitud y quedó carbonizado. No hubo ningún superviviente. Pasaron aún algunos días antes de que hallaran el autobús. Lo extraño fue que tan sólo encontraron dos cadáveres.
Los espíritus de Carmen y Daniel volaron juntos. ¿Hacia dónde volarían? ¿A qué incógnita región del universo? ¿A qué extraño mundo? Quizá a la antesala de los muertos.


Fin


Página 320



Subir
Elegir otro capítulo



Portada
Leer otra obra

© Rodrigo G. Racero