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CAPÍTULO 12 |
Vino Daniel a hundirse en hondas cavilaciones. Vagó por la ciudad
sin poner atención a nada ni a nadie. Se posó como un pájaro en la
rama de un árbol. Meditaba sobre todo lo que le había acontecido
desde que aquel día, aquella moto lo atropellara. Ahora lo veía
claro y recordaba perfectamente lo sucedido en el fatídico instante.
La culpa fue suya sin la menor duda, pues iba como siempre
abstraído en sus profundos razonamientos, inmerso en las
preguntas que no tienen respuestas. |
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pasear. Algo se traía en mientes. Continuó siguiéndola con
precaución, pues no quería ser descubierto. |
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Quedaron en que había que avisar a todo espíritu indeciso de la
maliciosa treta del Mal, para que estuvieran prevenidos. |
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-¿Dónde has estado? -le preguntó Carmen algo intrigada. |
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quería ir madurando las preguntas que les haría y cavilando en las
respuestas que obtendría. |
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-Sabido es que el Mal todo lo intenta, contestaron al unísono, pero
nosotros formamos uno y tenemos una tan gran fortaleza, que es
muy difícil que el espíritu nos venza, una vez que penetramos en él.
Tan sólo la sabiduría del Bien nos puede derrotar definitivamente
por la fuerza de la fe; el Mal quizá parcialmente, durante un tiempo
limitado, cuando la voluntad del espíritu haya sido rendida. |
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a él llegaba. El Mal ha logrado obtener un producto que anula toda
meditación, y logra así una obediencia ciega a toda orden o
mandato que su superior le dicte. |
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-Pero recuerda que contigo sí he logrado contactar -dijo Daniel. |
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lejanas galaxias en la profundidad del espacio
infinito. Daniel estaba sobrecogido, al tiempo que maravillado.
Miró a Carmen, quizá esperando de ella algunas palabras que le
explicaran, o tal vez aclararan algo todo lo inverosímil que le
resultaba aquello; pero ésta nada dijo, parecía abstraída, como
concentrada en una profunda e íntima reflexión, que él quiso
respetar y no alterar. |
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Continuó aquel rezo o canción durante algún tiempo. Todos
permanecían sumidos en un hondo recogimiento. Recitando de un
modo casi automático el verso final de cada estrofa. |
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promesas de perseverar en el buen camino. Pero aquello no parecía
que fuera a acabar, nadie se movía de su sitio. |
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-Entiendo. Si tornara a la vida, esto habrá sido sólo un sueño para
mí. Para ti quizá un desengaño. |
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Transcurridos que fueron unos días de verdadera calma e idílico
bienestar en el palacio blanco junto a Carmen, apareció una
mañana Andrés, el que Daniel supuso en un tiempo era su jefe, a
visitar a Salomón. Traía al parecer nuevas, respecto de la maligna
actuación de lo que tramaba el Mal. |
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contacto con Aramal, ni tampoco sabía que éste fuera un traidor
-con estas palabras pareció que Andrés quería disculparse con él. |
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todo lo que le sucedía, lo que estaba experimentando, debía de ser
el producto de la fantasía calenturienta de su mente que permanecía
inconsciente en su cuerpo, en el lecho del hospital, pero que seguía
ensoñando o delirando a su loco y libre albedrío. |
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-Tienes razón en cuanto que el Mal es un enorme poder y tiene un
gran ejército. Pero ni tan siquiera el más grande de los demonios
podrá librarte de tu encierro aquí. Ellos no conseguirán nunca
derrotarnos y jamás vencerán definitivamente sobre el Bien. |
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parece lógico, pues que eres nuestro enemigo, e intentas hacernos
daño, por lo que tenemos que defendernos. |
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Se reunió el consejo superior de los espíritus ante el cual se
presentó el compungido Ciriaco. |
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-La verdad es que lo ignoro, pero he oído comentarios de otros que
dicen que se trata de extraer la masa encefálica de los muertos,
antes de que éstos lleguen a un estado de putrefacción; es un lugar
del cerebro en donde se desarrolla el Bien y el Mal, una de estas
dos tendencias predomina sobre la otra en todo ser. Ellos separan el
Mal del Bien y lo conservan. El Bien es destruido. Luego insuflan
el Mal en todo espíritu débil, para hacerlo fuerte y sea capaz de
vencer a la duda. |
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con el producto capturado. ¿Qué haremos ahora con él? Por de
pronto hay que pensar que es muy peligroso, y se debe tener mucho
cuidado en cómo lo tratamos, pues que es pura sustancia del Mal. |
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Daniel pensaba que aquella vida y la terrenal, eran muy igual en
muchísimos aspectos. |
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