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CAPÍTULO 11 |
En el palacio blanco, la preocupación por lo que hubiera podido
pasar con Carmen y Daniel era grande. El tiempo pasaba sin haber
noticias de ellos. |
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de un mes, nos encontraremos de nuevo aquí. Que cada uno haga
las cosas lo mejor que pueda. |
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En el castillo negro el confidente de Salomón había logrado
ganarse la confianza de Tania, y ambos tramaban un plan para la
huida. |
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encadenados con gruesos grilletes, al muro de las mazmorras del
castillo, y que escapar de allí era prácticamente irrealizable. |
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combatir en caso de que se presentara una probable batalla, dada
por un posible desacuerdo en las deliberaciones sobre los asuntos a
convenir y tratar sobre los presos. |
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y Samuel, y por supuesto esa pequeña cantidad de cautivos
nuestros. Como se ve, nosotros tenemos más que dar que recibir,
por ello requerimos nos sea entregado también a Du y Da. |
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la parte benigna, a entrar en el Bien del amor de Dios? Pensaba con
cara de preocupación Salomón, al oír el contundente modo de
hablar de Aramal. |
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-Comprendemos vuestra ignorancia, ya que vuestra inteligencia es
mínima -replicó Aramal con un gesto que quería ser de burla, en su
acartonado rostro-. Pero siento deciros que no tenéis otra
alternativa que sucumbir, más tarde o más temprano, bajo la
arrolladora fuerza de nuestro incontenible empuje. Más os valdría
aceptad nuestra supremacía; pues que somos los llamados a hacer
frente a toda eventualidad, a todo obstáculo que se cruce en nuestro
camino victorioso, hacia la plena consecución de llegar al fin para
el cual estamos predestinados. |
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De una parte podía ser interesante volver al servicio de Miguel, si
de verdad estos estaban en la creencia, de que él no había tomado
parte activa en el rapto de Tania, sino que había sido también
raptado junto con ella, así podría seguir su labor de espía dentro del
seno del Mal; pero no estaba seguro de que todo fuera una artimaña
de Miguel para poder apresarlo y vengarse de él. Por fin decidió
manifestar su voluntad de quedar al lado del Bien; a ser posible
junto con Tania. Pues que lo cierto era que en su íntimo fuero no se
fiaba del Mal, y no quería sufrir la atroz tortura de estos. |
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-Expresa tu decisión y preferencia, diciendo la parte en la que
quieres permanecer, en plena libertad de conciencia. Manifiéstate
-le conminó Ernesto. |
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-Nunca jamás me veréis tornar voluntariamente. El Mal es eterno, y
eternamente estaré de su parte -dijo a la vez que se alejaba a unirse
con sus adictos, la siniestra bruja. |
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deseo expresado por el Mal de quedarse con Du y Da, daba motivo
a creer que algo habrían conseguido para doblegar la voluntad del
libre albedrío del joven Ciriaco. |
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para que se llegara a inyectar una sobredosis, pero en última
instancia fue su propia voluntad la que lo decidió. |
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que algún día el castigo, te vendrá irremisiblemente de nuestra
mano. |
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más normal, incluso en el reino de los espíritus, pues es necesario
que en todas partes exista un orden que se imponga al caos. |
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cierta ligereza, y de un modo rutinario; bastaba con un sí o un no, a
la pregunta de quedarse, o preferir marcharse. |
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Daniel había advertido que ya no se perdía por el pueblo, siempre
sabía dónde se encontraba y cómo poder tornar a su punto de
partida. Aquella especie de maldición que había sopesado sobre él
durante un gran tiempo, se había terminado. También había
comprobado que al igual que los demás espíritus, podía recorrer
grandes distancias, si así lo deseaba, en una mínima fracción de
tiempo. |
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Recordó el encuentro que tuvo con Tania en la ciudad. ¡Qué
diferente! Entonces todo fue para él tan real, como si fuera la
misma vida humana. Ahora sabía que todo fue una manipulación
de Tania, que lo hubo maquinado desde el mismo momento en que
él cayó en coma. |
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la abrazó, y la llevó hacia la puerta diciéndole palabras de
consuelo. Afligido se marchó también Daniel del hospital. |
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